Arquitectura y paisaje se funden a través de sus recorridos sin fin, sus marcos metálicos enmarcando fotográficamente el contexto sobre el Ilaló y los Andes ecuatorianos.

Fue construida en 75 días, optimizando los recursos para bajar costos, pese a la compleja localización del proyecto.  

La estructura metálica, columnas, vigas y ventanería hacen de la casa El Guarango un diseño sobrio y nada ostentosa en su materialidad, logrando así enfocar los detalles importantes en cada espacio.

El ladrillo portante como mamposterías fue elegido no solo por sus cualidades de aislamiento y su estética que se mimetiza con el paisaje circundante, sino que, rescata el trabajo artesanal ancestral al elaborar los ladrillos con la arcilla del sitio.

 Uno de los requerimientos por parte del cliente fue el blindar la vivienda cuando ésta no se encuentre ocupada. Por lo qué, se diseñó un sistema de puertas corredizas de estructura metálica las cuales se ocultan en la arquitectura. En esta zona, el agua es escasa, no existe agua potable, y la mitad del año, no llueve. Por lo qué, ambientalmente, la casa busca aprovechar un recurso renovable como el agua de lluvia. Para esto se recolecta el agua de la cubierta en una gruta artificial cavada junto a la casa, que se complementa con un sistema de cisternas que recolectan el agua por medio de canales implantados en zonas estratégicas del terreno, lo que, a su vez, ha ayudado a la reforestación del sitio.

Este proyecto demuestra, como se puede dar solución a la necesidad de construir una vivienda de fin de semana en un ámbito rural con un volumen único y simple, utilizando honestamente materiales tradicionales y contemporáneos, sin recubrimientos y sin esconder elementos constructivos, generando eficiencia y sintetismo, coherente en el ámbito de la sustentabilidad.

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